sábado, 13 de agosto de 2011

LA INTERNACIONAL

Inicio esta singladura digital agradeciendo a Eloy Hernández Paz la invitación que me ha formulado para poder compartir con todos -desde este blog- vivencias, comentarios, opiniones, emociones y otro tipo de asuntos relacionados principalmente con nuestra querida Semana Santa de Cáceres, queriendo sentar las bases de que, por mi parte, cualquier opinión será respetada absolutamente de forma que todas ellas sean publicadas, sin excepción, en este espacio, salvo el mejor criterio del Administrador. Quisiera confiar en que mi opinión sea igualmente respetada por todos, pilar en el que quiero estar totalmente convencido a pesar de que la comunicación digital, a poco que uno navegue por ahí y eche un vistazo a los comentarios que se vierten, puedan sembrar dudas al respecto… el proceloso mundo de los comentarios digitales a noticias e informaciones de prensa (por lo general) no merecería ni un pequeño espacio en este blog si no fuera por una cuestión no baladí que será objeto de futuras y próximas entregas, como es el anonimato en la agresión, en el insulto y en la descalificación digitales… hablaremos pronto de eso.

No pueda parecer que me refiero en el presente texto a la conocida marcha revolucionaria… sino a la obtención de declaración de interés turístico internacional para la Semana Santa de Cáceres. He podido tener acceso al expediente de forma parcial, aunque bastante razonable, pero sobre todo he podido conocer en profundidad el trabajo realizado para la confección del dossier. Creo que debería hacerse una doble consideración: una cuestión es si se debe obtener tal galardón, y otra bien distinta, hablando en términos coloquiales, si nos la merecemos.

Al primer aspecto responderé que sí, porque el reconocimiento oficial viene regulado por el cumplimiento de determinados preceptos establecidos en un Real Decreto específico, de forma que si se cumplen todos no hay, a mi juicio, más salida que la declaración positiva, a pesar de que el cumplimiento de alguno de dichos preceptos pudiera ser interpretable o no objetivable. Por ello, considero que el dossier cumple sobradamente (de forma contundente, diría yo) con los requisitos exigidos, y debe obtener el premio de la declaración positiva.

Cuestión aparte es el merecimiento (o no) de tal galardón. Todos los que amamos a nuestra querida Semana Santa (incluso aquellos que simplemente intervienen en ella sin más, desde dentro o desde fuera) tenemos opinión propia, criterios particulares y ejemplos que nos harían entrar en una discusión estéril si tuviéramos la oportunidad de arrojárnoslos a la cabeza, tanto a favor como en contra… En mi opinión, si se consigue la declaración, será en ese momento cuando debamos demostrar no sólo que hemos cumplido los requisitos, sino que nos lo merecemos de verdad. Todo lo pasado hasta ahora es pasado, debemos hacer lo que esté en nuestras manos para que aquello que la hace grande sea ensalzado, y aquello que la afea sea mejorado y corregido, y eso es y será labor de todos, de los que crean que lo merecemos y de los que crean que no, de los de dentro y los de fuera.

Pero no sólo la hacen grande y la afean los pasos, las flores o las zapatillas de deporte y los chicles… sino también nuestro comportamiento cívico, nuestro Hermanamiento, nuestras rencillas, nuestras grandezas y miserias cotidianas. En mi opinión, la procesión del Santo Entierro Magno del pasado año fue un excelente punto de partida que presagia que podríamos perfectamente ganar la batalla del merecimiento (la que se libra después de la declaración), pero sólo si todos estamos de acuerdo y queremos, podremos convencer a los demás, y a nosotros mismos, de que no sólo la merecíamos antes de la declaración, sino que han acertado en su decisión. Nunca dejaremos de ser personas, y por tanto seguirá habiendo críticas, envidias, comentarios, reproches, problemas sin resolver… pero, aún no sabiendo separar todo esto de aquello por lo que realmente nos movemos en cada Pascua (¿la fe, nuestra condición de cristianos, la devoción tal vez, o aunque sea la tradición cultural?), hagamos lo posible por conseguirlo, de forma que Él esté orgulloso de nuestro comportamiento cofrade, sea internacional o no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario